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Juan Pablo Roncoroni, Villa Gesell. Tengo varios blogs que versan sobre distintas cosas... la cerveza, el placer de viajar y escribir.

sábado, 21 de agosto de 2010

Nos despedimos de Ecuador

Todavia estamos en Ecuador, en un pueblito al norte de Quito y a pasitos de la frontera con Colombia, se llama Otavalo. Es un pueblito muy modesto, pero tiene una feria artesanal impresionante, ocupa toda la plaza y las calles que salen de costado. Hay ponchos, mantas, remeras, bordados, hamacas, y cosas muy lindas. Geral anduvo a sus anchas revolviendo, y comprando algunas boludeses baratitas y acorde a nuestro presupuesto de hippys.
Estamos en un estacionamiento, donde dormiremos en el trailer.








Colombia, Venezuela, Brasil  y Uruguay tendrán que ser más rápido, porque a fines de octubre tenemos que estar en Gesell, sobre todo para que los chicos rindan las materias.

De Quito a Otavalo hay 170 kilómetros, y la colorada se portó muy bien en el camino de montaña. Creo que las dificultades para llegar a Quito se debieron a que tenía el filtro de aire sucio. No conseguimos uno nuevo en Quito, pero se lo hice sopletear y la camioneta mejoró un montón. Realmente nos estraño que tuviera problemas porque en Perú, luego de los ajustes de Chile, la camioneta anduvo barbaro a pesar de haber superado los 4000 metros en Cusco y en Huaraz. También tengo una teoria no mecánica, y es que la colorada se enojo porque la encaje hasta el cuajo en el barro, y por eso hizo quilombo en el camino a Quito. En Quito la hice lavar, le controlé los niveles de aceite, le hice sopletear el chasis con grafito, entonces ante todos esos mimos la lady inglesa, se comporta como una señora educada.




Llegamos a Otavalo un rato antes del atardecer, porque nos demoramos un montón en el estacionamiento de Quito colocando el puto enchufe que va del Trailer a la camioneta, que se había roto y tuvimos que cambiar. De electricidad del automobil Javi y yo no entendemos nada, y hasta que dimos pie con bola las luces hacían lo que querían. Parecía un capítulo de los Tres Chiflados, apretabas el freno y en el trailer se prendía el guiño derecho, ponias la balisa y se prendían las luces de posición, ponías las luces de posición y andaban las luces de stop, estuvimos como 3 horas probando los cables enchufados de direntes manera hasta que más o menos quedo lógico para circular por la vía pública.

Ecuador nos gustó mucho, los ecuatorianos son gente muy amable y educada, y el país es una belleza. Lamentablemente no podemos seguir recorriendolo porque el tiempo apremia, pues este pequeño pañuelito de Sudamérica  te ofrece en un territorio pequeño, costa, sierra, selva, y hasta un pequeño desierto, ni que hablar de las privativas Galapagos.

Según los ecuatorianos con los que hablé, Rafael Correa, el presidente, es una especie de Chavez, pero más moderado e inteligente. No pelea, conserta. Esta modificando un montón de cosas para que la gente esté mejor, pero con buena gobernabilidad. Tiene el 70 del apoyo.Eso es lo que me dijeron.






 El combustible es muy barato, cuesta 1 dolar el galon  (3,7 litros), es raro andar por la calle con verdes. Interrogados varios ecuatorianos de diferentes clases, en una encuesta informal y personal, en general se mostraron contentos con la dolarización. No hemos visto mucha pobreza en Quito o Cuenca, Guayaquil si se mostró como una ciudad con más indigencia. Ecuador parece tener una clase media que conforma una porción importante de la población, y que lucha día a día como la media argentina. Sorprende la calidad del parque automotor, y la cantidad de coches hibridos que hay circulando por la calle. La comida ecuatoriana no resultó tan mala como nos prometieron los peruanos, es como todo, depende a donde vayas a comer. De todos modos nosotros no podemos opinar mucho porque no tenemos muchas posibilidades de hacer un tour gourmet, sin embargo hemos probado buenos pescados, y el seco de pollo que venden en los bolichitos baratos está muy bueno, lo mismo podemos decir de las empanadas de viento (enormes empanadas fritas, del tamaño de una tapa pascualina doblada al medio, rellenas con un poco de queso y mucho aire)













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