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Juan Pablo Roncoroni, Villa Gesell. Tengo varios blogs que versan sobre distintas cosas... la cerveza, el placer de viajar y escribir.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Final abrupto de la Vuelta Sudamérica


Estamos todos en casa sano y salvos, nuestras vidas se han normalizado, trabajamos duramente todo el verano en El Viejo Hobbit (nuestro restaurante en Villa Gesell, Argentina), Javier ya regreso a la facultad y esta muy bien acompañado en su departamento de Mar del Plata por Norita. Martín y Facundo dieron casi todas las materias que se habían llevado a raíz del viaje y pasaron de año. Martín se reencontró con Ludmila.  Geraldine y yo estamos emprendiendo nuevos proyectos como la reforma de nuestra casa, comprar otro auto para hacer paseitos por ahora más cortos y mil sueños más. Lamentablemente no pudimos repatriar a la Argentina, nuestra Land Rover Discovery, ni nuestro trailer Delta 330, con ellos dejamos muchas cosas atrás,  regresamos a Argentina en avión. Sin embargo el momento traumático del accidente ya pasó. Lo que más se va ahondándose en nuestros corazones es una enorme cantidad de buenos recuerdos imborrables. Pocas personas tienen la oportunidad de recorrer 20.000 kilómetros en 5 meses con sus hijos, conociendo tantas culturas diferentes. Nuestros tres varones ya se están poniendo muy grandes, y van adquiriendo más independencia en sus vidas, nuestro viaje era en 2010 o quizás nunca. Bueno, lo emprendimos, recorrimos media docena de países, viendo muchos momentos de extrema alegría y otros difíciles. No fue fácil convivir 5 personas en una camioneta roja y un trailer azul de escasas dimensiones. No fue fácil, pero si fue hermoso. Estaba planeado que regresáramos a nuestro país bajando por el Río Amazonas y atravesando el Brasil. Eso sencillamente no pudo ser, pues terminamos abruptamente el recorrido con una pirueta casi elegante. A pesar de que nos faltó un tercio del largo camino que nos habíamos imaginado, podemos decir que hemos cumplido nuestro objetivo... Luego de vagar tanto por Sudamérica, sabemos que jamás volveremos a ser las mismas personas, pues el continente se nos ha metido en el corazón y en aquellos recovecos del subconsciente que nos es imposible imaginar.      
Lo mejor de el viaje... la gente.

El doctor y su familia que conocimos en cayo sombrero 
El profesor de música que conocimos en otra playa venezolana

La gente que viaja como puede

Nuestros amigos paisas en el paraje Santa Rosa, Colombia 

Nuestro amigo Juan Camilo en Bogota

Mishi, en su casa de Gualaceo, Lalo el argentino y su novia peruana Melisa
La gente de Cuenca

El Mishi otra vez


 Aquí estamos con León, el dueño del camping El Grillo en Zorritos (norte de Perú)
León es un catalán muy simpático que vive en Perú, porque según el allí
se trabaja menos y se folla más que en España. 

Este muchacho es uno de los amigos de León

Y este otro es quien le cuida sus 17 perros pelados peruanos.
17 eran antes, pero ahora hay más con los cachorros.

El profesor Bamboo en Montañitas, Ecuador
El Primo Vicente en Cantarana, Lima


Los vagos Punta Hermosa... La Seño, Vicente y Gaby

Zoe. de lo mejor que conocimos, dormía con nosotros en la casa que nos prestó Mónica en Punta Hermosa

Palomita y Gaby, Punta Hermosa, Lima, Perú
Mauricio, un vecino, Vicente y Gonzalito 

Elmy "el holandés", en el camping de Cuzco


Con el italiano Tiziano, a pesar de nuestras panzas y escaso aire en los pulmones logramos subir al Cerro Machupichu. (Montaña que le da nombre a la famosa ciudad, y que unos pocos suben dado el esfuerzo físico que implica. )Al fondo y abajo se ve la famosa ciudadela

 Acá estamos en el mismo cerro con Pato y Naty (los argentinos que están yendo a Alaska en una Mitsubishi L300 "La Chancha"), el de remera verde es David, un español que conocimos en Aguas Calientes, y que compartió la habitación del hotel con nuestros hijos. David es un madrileño simpático y muy querible .

Con familia de Franceses en Cusco, faltan 3 integrantes
Viajaban con una Land Rover Defender y una carpa de techo.
Estaban dando la vuelta al mundo.Abajo de este epigrafe vemos las fotos de las niños y su carpa arriba del techo de la "Defe".


Pato y Naty, los argentinos que se van Alaska en la Chancha viajera.

 Los Uros, la gente que vive sobre las islas de totora (lado peruano del Titikaka)


Ella y Rafael, una pareja de Polacoas que viajaba por Sudamérica en Moto,
los encontramos varias veces a lo largo de nuestro camino.

 La gente de la isla Takile (Titikaka, Peruano)



Con nuestro Guía en Tiguanaku (Bolivia)

 Vaguitos en Tiguanaku

Bolivia y sus vendedoras
La señora que vendía verduras en Oruro, Bolivia 

Los Gringos que viajan por el mundo

Una familia de franceses en La Paz, Bolivia.
Gente en el Altiplano Chileno
 Los motoqueros chilenos que cocimos en Iquique, Chile
Con los payasos trotamundos en Pisco Elqui, Chile. 
Geral Charlando con un Guardaparques y baqueano, en Los Molles
Javi posando con un pescador en Los Molles, Chile. 

 Mendoza, Argentina, en la Bodega Ricardo Santos nos trataron de maravillas. Nos brindaron lugar para acampar con el trailer, baños, internet, pero sobre todo amistad. En foto estoy con Patricio tomando la densidad del vino.


Veamos como fue la pirueta...

El 16 de Septiembre a las 10:00 de la mañana, hora venezolana, en el paraje los Cintillos, a escasos 20 Kilómetros de la localidad de Guasipati, en el estado Bolivar, tuvimos un accidente del que milagrosamente salimos todos vivos. Quizás el Gauchito Gil, a fuerza de recibir tantos bocinazos, son salvó usando la fuerte carrocería de nuestra Land Rover Discovery, como si fuera su poncho federal rojo.  Llevábamos 19.700 kilómetros, 5 meses de viaje, y teníamos recorridos media docena de países. Apenas faltaban 400 kilómetros para llegar a la frontera de Brasil, estábamos  contentos porque nos íbamos a despedir de Venezuela conociendo la Gran Sabana. Consultábamos alegres la Guía Lonely Planet, que nos marcaba los hitos que no nos podíamos perder en la región, que según dicen es la más linda de Venezuela;  y de repente todo comenzó a dar vueltas. Presumiblemente una cubierta del trailer se reventó y eso nos hizo perder la estabilidad, volcamos en una recta en el asfalto y luego fuimos a dar a un pequeño barranco. El excesivo peso sobre el portaequipaje del techo y en el trailer nos jugaron en contra. Bueno la cuestión es que a pesar de que nuestra discovery y nuestro trailer quedaron destruidos todos salimos vivos del transe. La única que tuvo una lesión de consideración  fue Geraldine, se luxo la clavícula izquierda.



Todo fue muy rápido, a los 5 minutos de haber volcado estábamos todos afuera de la camioneta. Y la gente comenzó a detener sus autos, algunos para brindarnos ayuda, y otros sencillamente para robarnos nuestras pertenencias esparcidas por todos lados. Geral y yo nos fuimos a un centro de salud ubicado en Gusipati, subimos a un auto que iba a toda velocidad, y luego antes de llegar hicimos trasbordo a una ambulancia. Era una Toyota Land Cruiser Hard Top, un vehículo 4x4 de características similares a nuestra Discovery, eso quiere de decir inestabilidad. El chofer se empeñaba en ir a 140 Km/h mientras un pito insoportable y una luz roja denunciaban su transgresión. Con Geral ibamos atrás sentaditos en una camilla, y no encontrábamos los cinturones. Un rato antes habíamos salvado nuestra vida gracias a los eficientes cinturones de nuestra Discovery, pero en la Toyota brillaban por su ausencia. Así que le dije al chofer... Señor, no se enoje... pero podría ir un poco más despacio, volcamos hace un rato a 90 kilómetros por hora, no quisiéramos  repetir la experiencia a 140. Por supuesto que el chófer, creyó tranquilizarme, sin disminuir la velocidad, cuando dijo que el conocía el camino porque lo hacía todos los días, y que pin y que pan, y manejaba muy bien...en fin un tarado. Por suerte llegamos al centro de Salud Cubano donde Geral y yo fuimos atendidos, a Geral le hicieron un vendaje que le hizo sospechar una lesión en el codo a parte de la que tenía en la clavícula, pero era la opresión del vendaje nomás. Ambos teníamos golpes en la cabeza y una pequeña fisura de cráneo, que luego de sendas tomografías en Puerto Ordaz no resultaron nada grave.     

Cuando volvimos al lugar del accidente nos enteramos que los chicos habían sufrido el saqueo de nuestras pertenencias en sus propias caras, los tres estaban consternados y demolidos psicologicamente por la actitud de mierda de los chorros oportunistas. A pesar de ello lograron recuperar muchas cosas, y evitaron que se robaran otras. Por suerte hubo gente que nos ayudo trasladando nuestras cosas a la comisaria de Cintillos (20 kilómetros al norte), mientras tanto la camioneta fue sacada con el trailer del barranco por un señor de una ford guinche amarilla, quien vino en representación de la Dirección de Transito de Guacipati, nadie nos preguntó si nosotros queríamos contratar un servicio de remolque, entonces inferimos que era una gentileza del estado venezolano. Fue así que Camioneta, trailer y yo fuimos a parar a la Dirección de Transito de Guasipati (20 kilómetros al sur) y el resto de la familia fue a parar a la comisaria de Cintillos junto con las cosas recuperadas. Luego de idas y venidas nos todos nos reunimos en la Dirección de Transito de Guasipati, dejando las cosas a resguardo de la comisaria de Cintillos. Entonces la pregunta fue.. ¿Y ahora que hacemos?


Lo primero que se nos ocurrió fue llamar por teléfono a la Argentina, e informar a nuestros padres y hermanos que habíamos tenido un accidente, que necesitábamos ayuda y pasajes en avión de regreso a Argentina. Nos encargamos de esa tarea con Geral, realizamos los llamados correspondientes desde una cabina telefónica en el centro de Guasipati. 
En eso estábamos, mientras pensábamos a donde dormiríamos esa noche, nuestra casa eran la camioneta y el trailer que se hallaban destruidos. Teníamos plata para ir a un hotel, pero la desolación que uno siente en esos momentos es muy difícil de explicar. Cargábamos con todas esas angustias, cuando se acerco un señor de unos 45 años a nosotros, y nos dijo... Mi nombre es Edwin Yancen, pero me dicen Willy, soy peruano y hace muchos años que vivo en Venezuela. Quisiera ayudarlos, porque hace muchos años cuando vine a vivir a Venezuela, tuve un  accidente y la pase muy mal. Willy resultó ser la persona que nos dió una mano increíble en nuestra situación de indefensión.



Willy nos permitió guardar nuestra camioneta y trailer, en una terreno cercado de su propiedad en Guasipati, para ello remolcó a la Land Rover con una soguita desde la Dirección de Transito, con su ochentosa y querida Toyota Hilux. Y nos dijo que la dejemos ahí todo el tiempo que necesitemos. No conforme con eso, nos brindo alojamiento en su propia casa en Puerto Ordaz, a 180 kilómetros del lugar del accidente. Nos traslado a nosotros y a nuestras cosas, en su Toyota. El viaje fue un poco traumático porque Javier y Martín iban sueltos en la caja de la Toyota, lo que después de un accidente da muchísimo temor. Sin embargo, al caer la noche, todos estábamos sanos y salvos en la casa de Willy. Allí fuimos recibimos el afecto de las hijas, la señora y la chica peruana que trabajaba en casa. Más haya de la ayuda material que no era para nada desdeñable en ese momento, lo que más valoramos fue el cariño expresado en cada plato de sopa. Willy también nos ayudo a conseguir los pasajes aéreos para ir a Caracas, donde teníamos que tomar el vuelo de regreso a Argentina. Cuando uno tiene la cabeza dada vuelta por lo sucedido, te mareas con el trámite más insignificante, pero allí estaba Willy para guiarnos y ayudarnos. Sus consejos fueron también fueron muy valiosos. Debemos confesar que estar en lo de Willy también fue una experiencia rara e enriquecedora, dado que nos encontramos en el seno de una familia muy distinta a la nuestra pero que nos brindaba todo.

Muchas de nuestras cosas, aun las recuperadas del saqueo,  quedaron en Venezuela porque era imposible cargar todo en el avión, así se las regalamos a Willy y familia.

Es destacarle también la actitud del Cónsul Argentino en Caracas, Marcelo Gilardone, quien se contacto por nosotros cuando se enteró del accidente por un diario, y se encargo de llamarnos varias veces para ver comos estabamos.

Cuando llegamos a Argentina, intente infructuosamente durante dos meses lograr que una compañía naviera trajera a nuestra Discovery a la Argentina, como la camioneta esta en un estado calamitoso de carrocería, pero presumiblemente en excelente estado de mecánica, la idea era traerla para convertirla en Jeep, colocándole una carrocería de fibra, y de ese modo concederle una nueva vida a nuestra colorada. Para ello contacté a despachantes de aduana que a pesar de sus esfuerzos no lograron conmover a las compañías navieras. Yo también intente que la empresa Wallenius me ayudara en mi objetivo. A continuación les ofrezco una serie de teléfonos,  mails y demas datos que en caso de necesitar ayuda no le servirán para nada:

Representantes de Wallenius en Venezuela


Caracas

Paragua Maritima C.A.

Postal address:
CCCT, 2da Etapa,Torre C Piso 6, Ofic. C-602 Chuao
Caracas A 1064
Venezuela
E-mail: Use the Contact Us form.
Switchboard: +58 212 959 2027
Telefax: +58 212 959 9379
Alt phone 1: +58 416 628 3641 Operations
Notes : Email2: paraguamaritima@gmail.com

Puerto Cabello

Paragua Maritima C.A.

Postal address:
Centro Commercial Plaza, Piso 2, Ofc #3 La Sultana,
Puerto Cabello, Edo. Carabobo
Venezuela
Switchboard: +58 242 361 85 84 / 361 19 66
Telefax: +58 242 361 68 48
Notes : Email2: paraguapbl@cantv.net HEAD OFFICE
  Bueno, me contacte con Wallenius en Venezuela, y nadie se digno a contestar mis mails. El único que respondió al despachante de aduana fue un tal Harrys, con un frase corta: La empresa declina de recibir la carga. Señor Harrys, a lo mejor no se la merece, pero ojalá que tenga toda la suerte que yo tuve en la vida.


Para finalizar, y olvidándonos un poco de Wallenius y sus funcionarios como Harrys, va una enorme chorrera de gracias para las siguientes personas....
  • Bruno Palmieri, un fierrero 4x4, quien nos invito el desayuno con arepas espectaculares.
  • Su sobrino quien nos ofreció ayuda después del accidente.
  • Todas las personas anónimas que nos ayudaron en el momento del accidente.
  • Al personal de los Centros de Salud Cubanos, que nos venían rescatando de tremendas diarreas en Venezuela y que nos ayudaron luego del accidente.
  • Al Personal de los hospitales venezolanos en Puertos Ordaz, que le acomodaron la clavícula a Geral, y nos tomaron tomografías gratis.
  • A los chorros que nos afanaron, por hacernos sentir bien al saber que  no nos parecernos a ellos.
  • A mis hermanos, Marcela, Antonio, Atilio y Vicente que nos rescataron como Gandalf cuando envió las aguilas a Mordor para rescatar a Frodo y Sam. A Raquel por visitarnos y armonizarnos durante un mes luego de que volvimos.
  • A Meli y Hernan, Gustavo y Lidia, el Lelo y la Lela por preocurse por nosotros. 
  • A Daniel Arbizu, el Doc, por ir a buscarnos a Ezeiza
  • A todos los amigos que hicimos y conocimos en nuestra vuelta a Sudamérica. Ya sean ellos, grigos, cholos, argentinos transumantes, paisas colombianos o venezolanos gritones.
  • A Martita, mi mamá, por hacer como creía nuestras mentiras piadosas, cuando en realidad intuía otra cosa.
  • Al muchacho que trabajaba en la Estación de Servicio de Alto Hospicio, Iquique, Chile, quien me dijo:
La vida es simple... pero profunda