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Juan Pablo Roncoroni, Villa Gesell. Tengo varios blogs que versan sobre distintas cosas... la cerveza, el placer de viajar y escribir.

domingo, 29 de agosto de 2010

Medellín



Luego de resolver nuestros problemas en la instalación eléctrica del Trailer en Armenia. Partimos rumbo a Medellín, pero sabiendo que no llegaríamos a la famosa ciudad Colombiana. Sabíamos, que tendríamos que dormir en una estación de servicio antes de llegar. Medellín no es muy atractiva para llegar de noche, desafortunadamente su fama antecede a la ciudad. Viajamos ya cayendo la tarde unos 150 kilómetros de los 200 que teníamos que hacer para llegar a Medellín, deslumbrándonos con una Colombia que nunca se cansa de regalarte belleza y verde rabioso. A pesar de sus caros, abusivo y reiterativos peajes viajar por las rutas de Colombia es un placer, la belleza del país te inunda… su vegetación tupida, sus pastizales, sus ondulaciones, los cebúes que parecen autóctonos al paisaje y los paisas (habitantes de la región de Antioquia) te saludan agitando gorros de paja. Dormimos en una estación de servicio, donde se practicaba uno de los principales deportes colombianos, el lavado de camiones, es el increíble el fanatismo que tienen en esto. Esa noche llovió profusamente, pero nuestro Delta y la Discovery nos protegieron de las inclemencias temporales. Digo el Delta y la Disco, porque Martín y Facu desde hace rato, han adoptado a la camioneta como habitación, dicen que es cómoda.






Partimos tempranito, y luego de atravesar montañas y niebla, y sortear riscos y camiones, al cabo de dos horas llegamos al Parque del Poblado, el lugar de donde parte el Turibus en Medellín. Sabiamos que teníamos pocas horas para recorrer la ciudad. Así que nos tomamos el Turibus a la una de la tarde, por suerte antes tuvimos tiempo de comer excelente comida paisa en un restaurantito, que ofrecía un menú económico, algunos se inclinaron por el pollo y otros nos tentamos con la “Sobrebarriga” (versión colombiana del matambre), mi sobre barriga estaba tierna, y tenía sabor a matambre, lo que me trajo buenos recuerdos de mi sabrosa Argentina. Los platos, tipo menú, siempre vienen con arroz blanco, banana frita, frijoles y ensalada, la sobrebarrida tenía una salsa que era menos argentina Bruce Lee, pero sabrosa.




Recorrer Medellín en el Turibus fue acertado, ya que en cuatro horas vimos sus atractivos más relevantes, primero visitamos la Plaza Botero, donde hay 23 esculturas del maestro colombiano, ya habíamos disfrutado de Botero en Bogota, pero encontrarnos con tal cantidad de esculturas en un espacio público fue muy lindo. Los gordos de Botero, mujeres, hombres, caballos o pájaros, son lindísimos por donde se los mire. La plaza botero tiene un edificio de “estilo ajedrez” que invita a que se lo mire un rato deleitandose con sus raras formas.
Otro de los lugares visitados fue la Plaza Bolivar, donde está la catedral, que no saben si la hicieron con 1.500.000 o con 8.000.000 millones de ladrillos, según el guía tienen esa duda y no pueden calcularlos.


























Pasamos por dos parques: El parque de los deseos, donde las principales atracciones son un reloj solar y unas conchas gigantes colocadas en forma enfrentada y a 15 metros de distancias, si hablas despacito cerca de cualquiera de ellas, la persona que esta en la otra te escucha como si estuvieras gritando, un efecto sonoro interesante. En el lugar funsiona un centro cultural y dependencias universitarias
















El otro “Parque es el de los pies descalzos”, era domingo y estaba lleno de gente, el lugar es lindo, y la consigna es sacarse los zapatos y caminar por un sendero de piedras como las que se colocan en el hormigón para que estas rudos pedazos de roca te masajen la planta de los pies, no nos pareció algo muy gratificante así que no nos sacamos los zapatos. También salteamos la caminata descalzos por un sendero de arenay la inmersión de los pieses en unas especies de palaganas colectivas, con aguas turbias y sospechosas y repletas de gente devotamente sumergida como en el Ganges.
Al lado del parque de los pies descalzos, hay un edificio inteligente cuyo funcionamiento es muy cibernético; en los alrededores funciona del mencionado parque, funciona un museo interactivo que no visitamos.













 Medellin rinde culto a Carlos Gardel, desde el pueblito Paisa tenemos una vista panoramica del aeropuerto donde se accidentó y perdió la vida el zorzal criollo.




La última estación que propone el Turibus, es el pueblito paisa, una replica de un poblado tradicional de la región de Antioquia que corona la cima del Cerro Nabutara. Pueblito, es un lugar no genuino pero simpático. Diferentes dependencias de un pueblo tradicional se reproducen en Pueblito Paisa, la peluquería, una casa típíca, una estación de radio, la iglesia, y un patio de comidas que imita el estilo Shopping. Hay una especie de terraza, que ofrece espectaculares vistas de la ciudad de Medellín, desde allí se puede ver el aeropuerto donde Carlos Gardel murió en 1935, es increíble y emocionante (al menos para mí) ver como esta ciudad le rinde homenaje a nuestro zorzal criollo. Desde la misma terraza también pueden observarse los edificios más importantes de la ciudad, entre los que se destaca el que pertenece a la una empresa textil y que tiene treinta y ocho pisos. En la terraza en cuestión vimos a un centenar de hijos y padres remontando sus barriletes, fue un espectáculo muy lindo.


Volvimos a Parque del Poblado, donde habíamos comenzado el recorrido, y cuando estábamos allí el guía nos explico que esta plaza fue el lugar donde se fundó la ciudad en el siglo XVII. Medellín, nos hubiera engañado, si no fuera que conociéramos su sangrienta historia, pues a simple vista parece una ciudad tranquila y pacifica, lo único que nos sorprendió fue que las putas y los travestis trabajaran a las tres de la tarde. Por lo de más no parece la ciudad tan famosa por el Cartel de Pablo Escobar, al menos mirandola del Turibus.

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