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Juan Pablo Roncoroni, Villa Gesell. Tengo varios blogs que versan sobre distintas cosas... la cerveza, el placer de viajar y escribir.

domingo, 23 de mayo de 2010

¿Y los Geiser donde están?



Luego de nuestra breve estadía en Iquique, disidimos retomar el camino para el norte, teníamos dos opciones. Pasar a Perú desde Arica a Tacna, la forma lógica, agil y facil; o seguir remontar el altiplano atravesando el Parque Nacional Isluga y de paso visitar los Geiser de Puchuldiza, (lugar que se veía maravilloso según mostraba Geral en un folleto) para llegar a Oruro en Bolivia. Esta segunda opción era más complicada, repleta de malos caminos de ripio a mayor altura, eran más kilómetros y el tramo de la frontera chilena a Oruro era imposible por estado deplorable del camino. Por supuesto que elegimos la segunda opción, afrontando  las recalentadas de la discovery y sus consecuentes cortes del vigia que nos dejaban sin motor cuando estábamos remontando las más empinadas cuestas.   A continuación tienen un video muy elocuente donde Javier explica como ha sido infructuosa nuestra búsqueda de los Geiser de Puchuldiza en el Parque Nacional Volcan Isluga. No confundir con los Geiser del Tatio, atractivo que si pudimos ver cuando estuvimos en San Pedro de Atacama.  


https://www.youtube.com/watch?v=YiVzKOcTJHE 


 A pesar de que no encontramos los Geiser, los paisajes que transitamos y los pequeños pueblitos que vimos llenaron de belleza nuestra retina. Nos vimos inmersos en la cultura andina.  El día anterior de partir a los Geiser, o de partir al lugar donde debían estar, sin más acampamos en medio de la plaza de Enquelga, un pueblo diminuto. Paramos allí abrimos nuestro trailer. Los habitantes del lugar, gente muy humilde e inmersa dentro de la economía pastoril de la cría de llamas, nos espiaba abriendo apenas las puertas de sus casas, mirándonos por una pequeña hendija. Con la unica persona que logramos establecer contacto cuando recien llegamos de noche fue con el enfermero del centro de salud. Un muchacho joven oriundo de Santiago de Chile, que había estado como socorrista en el Terremoto de Concepción (desastre natural ocurrido a principios de 2010). Según nos contaba el impacto emocional de ayudar y ver a los damnificados fue tan grande, que decidió poseído por ataque místico irse a vivir al diminuto pueblo del antiplano para seguir ayudando. Enquelga no tiene médico, el que había se fue, así que el enfermero lo suple como puede. (Que lastima que no me acuerdo el nombre de este tipo lleno de solidaridad). El cura que había también se fugó del pueblo y abandonó la iglesia, así que el enfermero los domingos junta a los feligreses y rezan juntos. Lo suyo es un apostolado.

Plaza de Enquelga donde armamos vivac





Al día siguiente antes de partir a los geiser que no están, también charle con un anciano que se atrevió a salir del mutismo, con que nos recibieron (a nosotros los locos del trailer) todos los habitantes del pueblo. El tipo no podía creer que en el norte argentino había gente que criaba llamas y hablaba aimará. Si, si señor, le decía yo, son gente iguales que ustedes. Es muy loco que un pueblo tenga conciencia de las fronteras políticas, pero desconozca que su lengua y su cultura se extiende más allá. 
























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