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Juan Pablo Roncoroni, Villa Gesell. Tengo varios blogs que versan sobre distintas cosas... la cerveza, el placer de viajar y escribir.

sábado, 29 de mayo de 2010

Nos despedimos de Chile... Ya llegamos a Bolivia, la Tierra de Don Evo

Bueno lejos de suponer que la estamos festejando el cumpleaños de Geraldine  junto a una parrillita, te cuento que estamos en Oruro, ciudad importante de Bolivia, a la que llegamos ayer por la noche, después de un periplo interminable desde Chile, por caminos de serruchito y pozos desastrosos. El paso a Bolivia lo hicimos por  Colchane, (fijate en el mapa donde queda), Ese último poblado chileno lo decidimos tomar ya que muy cerca está el Parque Nacional Volcán Isluga, con pobladitos muy pero muy pequeños como Isluga, Enquelga o Mauque, de nos más de 20 casitas de adobe y paja. Muy cerquita de allí pero fuera del parque, están los geisers de Puchuldiza, según nos habían informado en Iquique, que uno en particular, debido al frío y a la altura, se congelaba pareciendo un iceberg, y lo bueno es que no había que levantartse a las 4 de la mañana para verlos. Llegamos al pueblito de Enquelgue después de dormir en un paraje en la ruta (Huara), ya que la salida de Iquique se hizo larga. Por un lado guardar y ordenar todos nuestros bártulos (parecemos unos verdaderos gitanos), y después la salida es una subida interminable de camino de montaña. Además nos detuvimos para visitar las salitreras "Santa Laura" y "Humbertone", hoy abandonadas y declarados patrimonio de la Humanidad. Verdaderos pueblos fantasmas en el medio del desierto, que hoy están siendo recuperados matrimonialmente, allí funcionan 2 museos a cielo abierto que nos cuentan la dura vida de quienes trabajaban extrayendo sal. Santa Laura es un lugar más pequeño, pero Humbertone es enorme, las viejas calderas, maquinarias, galpones de chapa y de más instalaciones están llenas de misterio. Todo funcionó hasta que el precio del salitre internacional cayo, y allí quedo aquel pedazo de historia de la economía chilena. Como se nos hizo de noche decidimos dormir en Huara, pequeño paraje rutero, paradas de camioneros y otras yerbas.



















 


 









 
Al día siguiente encaramos la subida hacia Enquelga. Como ya nos había sucedido en el Desierto de Atacama, la altura, la pendiente extrema y el excesivo peso hicieron que la colorada empezara con sus cositas, otra vez corte de el Vigía por temperatura y paradas forzosas al costado de la ruta. En Iquique le habíamos limpiado y hecho baquetear el radiador y habíamos cambiado el líquido refrigerante por uno Made in USA de alta perfomance. Sin embargo la temperatura subió igual, y el protector del motor paro la maquina. La idea original era conseguir un panel de radiador más ancho, pero no fue posible. Entonces inmediatamente aplicamos el plan "B": Poner un taco de madera que no permita el cierre total del capot, y atar a este fuertemente  con una soga para que no se abra. FUNCIONO!!!







En Enquelga pasamos la noche; previa visita al cerro Unita, donde se encuentra grabada en la ladera de la montaña la figura antropomorfa (con forma humana), más grande del mundo en tiempos pre-incaicos, mide aprox. 86 metros de altura y está allí desde aprox. el año 900 a.c.

 Cerro Unita
 Cerro Unita

 
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Finalmente llegamos al pueblito, donde tuvimos oportunidad de charlar con los lugareños. No con muchos porque los habitantes de la puna (en este caso Chilena, pero lo mismo es en Argentina y Bolivia), son gente muy tímida que mira con cierta desconfianza que los dementes que llegan en una camioneta y un carromato, y  levanten campamento en medio del pueblo. Algunos espiaban abriendo apenas una hendija en sus puertos, pero un o dos osados se acercaron a hablar con nosotros. Así nos enteramos que la principal actividad económica de Enquelga, y de los otros pueblos cercanos, es la cría de llamas y alpacas (las vacas no se sienten muy cómodas a los 4000 m.s.n.m), el cultivo de papas y quinoa y la artesanía textil. Las tierras pertenecen a gente de la comunidad Aimará. Estos habitantes del altiplano chileno no presentan a simple vista mayores diferencias que la gente de origen aimrá en Argentina o Bolivia. En pocas palabras se parecen a quienes nosotros en la Argentina llamamos Collas. Cuando le hice saber a mis interlocutores que en Argentina había gente como ellos quedaron de lo más sorprendidos, no lo podían creer. Es asía hay gente Aimará en Chile, Bolivia y Argentina, como hay Vascos en España y Francia. Cuando uno se da cuenta de eso, ve que las fronteras nacionales se diluyen, que en realidad son puro capricho o al menos algo simbólico. También charlamos con quien cuida la iglesia católica del pueblo (dicho sea de paso muy similar a las de nuestra Quebrada de Humahuaca) y está encargado del Centro de salud del Pueblo. El personaje en cuestión es un enfermero que vivía en Santiago, activo socorrista en el terremoto de Concepción, que se sometió a una especie de auto-exilio en el altiplano Chileno. El pueblo no tiene cura, ni médico, y él se encarga de cumplir ambas funciones como puede. Esta en una búsqueda espiritual o algo así. Lo suyo es realmente encomiable, porque hay que ir a vivir a un pueblito perdido en las estribaciones del volcán Isluga, habitado apenas por unas 18 familias, cuando se tuvieron todas las mundanidades  de Santiago de Chile.
 












Luego de pasar una gelida noche en caserio de Enquelga, partimos de Puchuldiza, muy reputados por su belleza según información que Geral había recabado en Internet. Encaramos el día con un cielo hermoso, con  pequeñas nubes de formas increíbles que regocijaban nuestra vista, pero lo más  emocionante era ver los ríos pequeños de deshielo con verdes pastitos  y las hermosas llamitas comiendo a nuestro alrededor, muchas con crías, más lindas todavía. El año pasado habíamos podido ver algunas de cerca y muchas de lejos, pero acá las teníamos a nuestro lado en su estado más natural, hermoso!!!! Hasta hicimos un pequeño vadeo de aguas heladas con la Discovery. Tambien pasamos por Isluga, un pueblo ritual que no está habitado por gente, pero si tiene casas, allí las comunidades aimarás se reúnen para festividades tales como los carnavales o Santo Tomás Apostol. Además estuvimos en Maue otra población del distrito de Colchane.















Pero finalmente llegamos a los benditos geiseres y nada..., no había nada. Sólo unas viviendas rotas y un poco de basura, ya nos íbamos resignados y desilusionados, cuando Geral insiste en seguir un poco más porque para ella ese no era el lugar. Nos convenció, avanzamos y llegamos a la planicie donde se encontraban,. pero nunca vimos el geiser congelado, solo unas tímidas fumarolas, que suponemos, tal vez más temprano en la mañana serían más grandes e importantes. Así que nos volvimos, sin los geisers, pero acompañados de la belleza del paisaje. Javi hizo un video muy gracioso que seguro sube al facebook "hobbits
 aventureros fan club"

Eso es todo amigos!!! Dijo Bugs Bany





  
Ingresar a Bolivia, no fue facil. Chile y Bolivia tienen un tratado de aduana integrada para el paso de Colchane (Chile) - Pisiga (Bolivia) (pueblos por los que Dios nunca pasó) Los Chilenos estaban allí cumpliendo el horario convenido cumpliendo eficientemente con sus funciones, pero los bolivianos no. Nos dijeron que es habitual que los tipos no cumplan el horario, simplemente se van a dormir la siesta o a tomar unos vinos, y la gente se junta en la frontera. Tuvimos que esperar un montón de tiempo hasta que un policía boliviana viniera a hacer nuestros tramites migratorios y de otras gentes que se iban acumulando. Ni miró los papeles que estábamos llenando y a los que les tenía que pegar un sticker que se había olvidado de traer (¿lo habrá dejado en el barcito donde se chupaba unos vinitos?). Finalmente nos dijo que nos lo pegarían a la salida del país y allí nos cobrarían la tasa que suponía la entrada al país. Ni siquiera nos pidió las partidas de nacimiento de los chicos ni nada que acreditara que nosotros éramos sus padres. Pasamos al siguiente trámite: la Aduana. No podríamos describir el parto que fue superar este tramite. No porque no nos hayan revisado mucho, todo lo contrario, ni siquiera tenían perros. Sino por la suma de dos elementos: Burocracia, más ignorancia. Nos mandaron como 3 veces a sacar fotocopias a un container azul (lease sucucho miserable) distante a 200 metros que se hacían interminables en la arides, desolación, mugre y viento del desierto. A esto le sumamos la altura que desde el día anterior y hasta hoy la sentimos como la selección argentina cuando viene a jugar aca (¡¡¡¡ Seis a uno con Bolivia!!!! ¿Como puede ser?!!!!) . Después nos hicieron llenar u n papeleta y volver con ella al sucucho azul, ¡pero esta vez  que un muchachito ingresara esos mismos datos a una compu! Arriba del tipo un cartel rezaba. ¡Mi educación depende de usted! Por más que tratamos de ser amables, el chabon te trataba para la mierda, cobraba supuestos sellados sin poner sello, ni entregar comprobante. Pelearse no sirve para nada, y intentar exigir explicaciones en buenos términos tampoco, porque la mitad no te entienden y la otra mitad se hacen los boludos.



 

Finalmente logramos ingresar a Bolivia. Nuestro objetivo era lloegar esa noche a Oruro, pero nos separaban 240 km. de un ripio infernal, con sólo pocos km de asfalto. Y la noche empezó a caer, sin que nosotros pudiésemos avanzar mucho, encima en cada pueblito miserable que pasábamos, nos detenía una barrera policial (dícese de soga con botellitas y trapitos colgando, manipulada por morocho retacón con cara de pocos amigos), de modo que debíamos bajarnos, acercarnos hasta la ventana del rancho y mostrar nuestros papeles y por supuesto pagar un peaje, por una ruta mucho peor que la de Juancho. Finalmente, como yo ya estaba cansada de manejar todo el día y gracias a la voluntad de Javi que manejó todo el último trayecto, entre camiones tuertos y cacharros sin luces que nos acechaban, llegamos a Oruro, pedimos permiso para dormir en una estación de servicios que está en reparación y allí pernoctamos. Hoy nos levantamos para conocer el centro de Oruro, donde vinimos solamente con la camioneta ¡afortunadamente!!, porque el tránsito es un caos de pequeña combis colectivos, autos particulares y mucha mucha gente cholitas con sus mercaderías ocupando la mitad de la calle. Por supuesto que Javi se adaptó rápidamente para manejar al estilo boliviano, donde ¡nunca te confíes de un semáforo en verde!, la regla es "mirar hacia todos lados" y meter como puedas la trompa de la camioneta, esquivando a los bólidos desenfrenados.











Finalmente recalamos en un boliche bastante decente, donde desayunamos como dioses con un montón de cosas ricas y por suerte muy barato!!, después de Chile, todo nos parece barato. Desde aquí (donde desayunamos) estamos contestando los mails, estuvimos varios días sin nada. Ahora partiremos hacia un camping cerca de la Paz, así que no sabemos muy bien cuándo nos comunicamos de nuevo, pero esta noche sí festejaremos con vinito y un campagne que está enfriándose en la heralderita!!.






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